05 abril 2013

ÉRASE UNA VEZ

Hace unos 200 años, cuando no existía televisiones, ni ordenadores, los niños jugaban a imaginar. En un pequeños pueblo de Dinamarca, un padre, con muy pocos recursos económicos, regaló a su hijo una caja para guardar sus tesoros más preciados. Este hombre no tenía una gran preparación académica, pero enseñó al niño, algo que no se aprende en los colegios. Le regaló la capacidad de volar con su imaginación. Ese niño guardó en esa preciada caja todos sus secretos: una caja de cerillas, una cáscara de nuez, un soldadito de plomo, unos zapatos rojos.....y tantas otras cosas sencillas y tan especiales para él. Al cumplir 11 años, su padre murió, y el niño abrió aquella caja,que su padre le regaló un 2 de abril. Escuchó la voz de su padre, recordó las historias que le contaba cada noche,los personajes y sus secretos cobraron vida. Entonces supo lo que quería ser......tenía que convertir sus sueños en cuentos para ser leídos por otros padres a otros niños . Y así, ese cariño inmenso, se transmitiría en cada historia y permanecería inmortal en cada página. Aquel niño se convirtió en uno de los escritores más conocidos de Dinamarca y no imaginaría que, 200 años después, sus cuentos seguirían acunando miles de sueños, en cientos de lenguas. Sus obras siempre las firmó con su nombre: Hans Christian Andersen. Desde 1967, IBBY (Internacional Board on Book for Young People), conmemora el 2 de Abril, como el día Internacional del Libro Infantil. Su finalidad, fomentar la lectura infantil y juvenil.Este año celebra el bicentenario del nacimiento de este escritor danés. Sin menospreciar en absoluto, esta iniciativa maravillosa, creo que los libros infantiles, se fomentan cada noche, como hizo el padre de Andersen. La lectura infantil se apoya, a los pies de la cama de nuestros hijos.Con cada frase, conformaremos una historia mágica para ellos. Sus ojos,a través de esa voz apacible y llena de ternura, se cerrarán y el niño se adentrará en su mundo de fantasía. Viajará al lugar más recóndito de su imaginación para volar, en mágicas alfombras, a países de nunca jamás. Y cuando dejen de ser niños, podrán abrir su caja de tesoros y disfrutar con todo lo que ésta guarda en su interior: la ternura de un abrazo, la calidez de una voz, el aroma del hogar y la avidez por aprender cada día de su vida. El cartel es del ilustrador Ashley Bryan y el poema dedicado a este día, que os dejo a continuación es de Pat Mora: Leemos juntos, tú y yo.// Vemos que las letras forman palabras y las palabras se convierten en libros que estrechamos en nuestras manos.// Oímos susurros y ríos bulliciosos en sus páginas,// osos que cantan graciosas melodías a la luna.// Entramos en misteriosos castillos y de nuestras manos, suben hasta las nubes árboles florecidos.// Vemos niñas valientes que vuelan y niños que atrapan las estrellas.// Leemos juntos, tú y yo, dando vueltas y vueltas, recorriendo el mundo con la alegría en los libros.// Más información en: www.diverzaje.com https://biblioabrazo.wordpress.com/

15 enero 2013

HASTA LA PRÓXIMA

Nuestra primera navidad. Por fin, aquí estamos. Diverzaje comienza, despacito, como un tren pequeño subiendo una montaña, pero con caminar fuerte, seguro. La prueba de este inicio, nuestros primeros niños.Nuestras primeras sonrisas y satisfacciones. Es difícil, expresar con palabras, tanta emoción. Siento por dentro, una llama que crece y crece, al mismo ritmo que las caras de los niños estrenando la coctelera de juegos. Recuerdo sus sonrojadas mejillas mientras caminábamos por Madrid en las dos salidas navideñas. Sus ojos atónitos, con toda su atención puesta en el escenario, mientras el hombre de hojalata, del Mago de Oz brillaba como si, en sus cabezas toda imaginación, fuera un ser extraordinario. Unos días después de Reyes, tomamos nuestro primer roscón. Todos los que habían compartido con nosotros estas primeras salidas, estaban allí. Mis primeros niños, que a mí me parecían una multitud. Cada uno de ellos, compartía su juguete preferido y sus bocas, impregnadas de chocolate y azúcar, saboreaban cada bocado, contagiándonos de toda su vitalidad. En un momento de la tarde, me retiré a una esquina y observé sus caras, su expresión corporal, verbal mientras se divertían con la coctelera de juegos y me sentí única, privilegiada, porque tenía la oportunidad de vivir un momento como aquel, por sentir la algarabía sana, llena de esperanza que se respiraba en el ambiente. Allí, rodeada de 15 "personitas" de 4, 5 y 6 años, rememoré uno de los libros que me han acompañado desde que mi padre me lo regaló siendo una adolescente, El principito de Antoine de Saint-Exupéry. Hay tantas frases maravillosas, citas que esconden mucho más que un pensamiento infantil. Y vi reflejado en cada expresión, aquel niño eterno del cuento. Eran mis principitos y principitas, únicos e irreemplazables. Tenía un tesoro, tan solo tenía que escucharlos y aprender de su espontaneidad, de su inocencia y de su ternura. Me voy a permitir, tomar una de estas frases del libro como propias y espero releerlas con cierta frecuencia para no olvidar por qué y para quién nació Diverzaje: “Las personas mayores nunca son capaces de comprender las cosas por sí mismas, y es muy aburrido para los niños tener que darles una y otra vez explicaciones.” Se acabó la tarde y con ella, también finalizó la Navidad y con una gran sonrisa infantil, me despedí de todos ellos.....HASTA LA PRÓXIMA....... Ellos nunca imaginarán cuánto agradecimiento y ternura englobaba esa despedida. Consiguieron más que cientos de libros de autoayuda, más que mil horas de masajes relajantes. Consiguieron llenar mi vida de esperanza.